Las estaciones del año son los periodos en los que las condiciones climáticas predominantes se mantienen dentro de un cierto rango, en una determinada región de la Tierra. Estos periodos son cuatro y duran aproximadamente 3 meses cada una; se conocen como: primavera, verano, otoño e invierno.
Las estaciones de deben a la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto a la normal del plano de la órbita al Sol (23º27') y al movimiento de traslación de esta. Lo que provoca que algunas zonas del planeta reciban distinta cantidad de radiación (luz solar) según la época del año, debido a que el Sol es muy grande en comparación con la Tierra y los rayos solares llegan a esta de manera paralela.
En las regiones próximas al ecuador terrestre, por donde pasa el paralelo 0º, las estaciones son básicamente dos: la estación de seca y la estación lluviosa. Es a partir del paralelo 7º Norte hacia al Trópico de Cáncer (latitud 23° 27' Norte) y del paralelo 7º Sur hacia al Trópico de Capricornio (latitud 23° 27' Sur) que se pueden observar con claridad los cuatro cambios estacionarios.
El origen de las estaciones: un mito de la antigua Grecia
Desde hace varios siglos, las cuatro estaciones han modificado el calendario. Hoy en día ya sabemos que vienen determinadas por la inclinación del eje de rotación de la Tierra y las posiciones de la Tierra en su órbita alrededor del Sol, dando lugar a los solsticios y los equinocios. Sin embargo, los antiguos griegos con su mitología buscaron explicar los fenómenos que producían los cambios meteorológicos. El mito del rapto de Perséfone por el dios Hades es lo que da origen a las cuatro estaciones.
Autor: Rubens, Pedro Pablo -Pintor- (y taller)
Título: El rapto de Proserpina
Fecha: 1636 - 1637
Fuente: Museo del Prado
Perséfone era la hija de Zeus, dios del Olimpo y de Deméter, diosa de la agricultura. Hades, hermano de Zeus y señor del inframundo se enamoró de ella. Cierto día, Perséfone se encontraba recogiendo flores con unas ninfas y entonces fue raptada por Hades.
Cuentan que Deméter cayó en una profunda depresión, dejando de cumplir sus obligaciones divinas, consistentes en el cultivo de la tierra. Se dedicó, desesperada, a buscar a su hija, vagando por el mundo con el aspecto de una anciana. Zeus advirtió que la vida de los habitantes de la Tierra estaba en peligro por una tierra infertil, por lo que decidió mediar con su hermano para que liberáse a Perséfone. Éste accedió, pero se guardó una última trampa. Puso la condición de que Perséfone no debía consumir alimento alguno hasta que abandonase el inframundo.
El día en que Deméter bajó al inframundo a recoger a su hija, Hades sembró de granadillas el camino de regreso. Perséfone cayó en la tentación de consumir hasta seis de ellas, violando las leyes del inframundo que penaban con la estancia en él a todo el que consumiese sus productos. Así, consiguió que Perséfone pasáse seis meses, uno por cada granadilla consumida, con él en el Inframundo.
Así, durante el tiempo que Perséfone pasaba con Hades, la pena de Deméter sumía al mundo en el frío y la oscuridad, una época en la que los árboles no florecían (dando inicio al otoño y al invierno). Mientras, cuando Deméter estaba con su hija, todo volvía a florecer dando lugar al caluroso verano y la floreciente primavera
Cuéntanos . . . ¿En qué hemisferio te encuentras tú?
Si te gusta la música barroca, puedes agudizar tu oído y deleitarte con las hermosas melodías de “Las cuatro estaciones” (en italiano: “Le quattro stagioni”), un grupo de cuatro conciertos para violín y orquesta, cada uno dedicado a una de las estaciones del año: la primavera, el verano, el otoño y el invierno, del famosísimo compositor italiano Antonio Vivaldi.